Dar y
recibir amor es la base de la naturaleza humana, es lo que tiende un puente por
encima del espacio, a veces, un abismo entre dos mundos aislados.
A
algunas personas les resulta fácil dar, a otras, recibir. Y al revés: hay
personas a las que les cuesta dar, mientras que a otras les cuesta recibir.
Por
ejemplo, ¿no has conocido nunca a nadie que se muestra ansioso por ofrecer
ayuda, regalos o consejos? Nos abruman con lo que creen que necesitamos, pero su ofrecimiento proviene de su
necesidad antes que de la nuestra.
Solo hay
que escucharse y mirarse por dentro, por eso yo os animo a todos a bucear
dentro de vuestro océano que es inmenso, es otro tipo de Universo que lo
llevamos dentro dentro, que hay? Que vemos y de que tenemos miedo encontrar?
No pasa
nada si veis y oís una tormenta con mucho ruido, rayos, truenos, viento fuerte,
un huracán, estas en el proceso de cambio y se está asentando en cada hueco
para tu poder seguir tu camino.
Luego esta quien da con la mano cerrada,
como si le doliera hacerlo. En nuestra relación con esa persona, no obtenemos
una satisfacción verdadera, ya que sentimos que tiene más para ofrecernos, pero
que se lo guarda. Tal vez lo hace por timidez y vulnerabilidad o por miedo a
que rechacen su amor al haber sido ya herido en el pasado o por no saber qué
forma dar.
No
importa cuál sea el motivo, lo que importa es ser consciente de que ocurre y
saber cómo llevar la mochila, perderás tu tiempo en averiguar cómo quitártela. ACEPTA que es tu mochila y ahora APRENDER a saber llevarla. Al menos a
mi así me funciona, solo trato de compartir mis rayos de luz que son los que me
iluminan. Tengo muchos y hay para todos.
Os animo
a que dejéis de guardar tanto pues creara mucho ruido y acabara en un huracán. Se
llenaran mucho vuestras mochilas y con tanto peso perderéis la postura y el equilibrio.
Al no tener una buena postura mientras camináis vuestra visualización será borrosa
y no veréis con claridad para tomar el camino que os ilumina.
Finalmente, también es posible que conozcamos a alguien a quien le cueste mucho
recibir. Le hacemos un regalo y obtenemos un “GRACIAS” mecánico.
Quizá le
cueste recibir amor por orgullo, por
vergüenza, por miedo a parecer débil, por una autonomía excesiva o por la
desconfianza y la sospecha de que el ofrecimiento no es genuino. Pero, al igual
que casi todos nuestros actos, la forma equilibrada y sana de dar y recibir también
se puede aprender. No importa cuál sea el motivo, lo que importa es ser
consciente de que ocurre.
Dar es un acto de generosidad. Damos
amor de muchas y diversas maneras, expresándolo con frecuencia Y de forma material.
En nuestra relación con los demás, debemos saber cómo, cuándo y que dar y quizás SINTAMOS que nos hemos equivocado pero no pasa nada. No somos perfectos y si en ese instante lo sentimos asi, se tendria que dar asi. Da igual ya ha pasado y por alguna razón ha pasado,
seguro que de ese suceso se aprender algo y de ahi observar y reflexionar.
Posiblemente
entendamos que por ese comportamiento hay parar un poco y observar que sucede.
Preguntarnos por nuestra forma de actuar. Quien sabe a salido nuestro niño interior
caprichoso y toma las riendas de la situación y ahí es donde hay que ser
consciente de estar en armonía con nuestro niño y explicarle lo que
sucede con cariño para ese estado de impulsividad si realmente lo ha sido se modere y no se apodere.
A menudo
tenemos inclinación a dar lo que nosotros mismos querríamos recibir. Pero esta
actitud es egocéntrica, pues ignora el verdadero sentido de la generosidad, que
consiste en dar lo que los otros necesitan o quieren.
Yo solo sé
que todos y cada uno de nosotros estamos aquí para servir y algunos somos conscientes
y otros no. Qué placer es el hacer desde el corazón, la libertad y el respeto.