El budismo tibetano sugiere que existen cuatro puertas que conducen a la libertad.
- La primera puerta tiene un cartel que dice: "Olvida el pasado". No te aferres a aquello que te ocurrió anteriormente porque podrías perderte todo lo que la vida tiene para ofrecerte. Considera el pasado como una ciudad que has dejado atrás y atraviesa la primera puerta sin arrepentimiento.
- El cartel en la segunda puerta dice: "Participa en todo lo que ocurre en este momento, no te retengas". La llave que encaja en la cerradura de esta puerta es la participación plena. Cada vez que te entregues con el alma y el corazón se abrirá la segunda puerta. Cuando no estás obsesionado con el pasado y te hallas totalmente inmerso en el presente -en tu trabajo y en tu amor por la vida y por otros seres- naturalmente llegas a la tercera puerta.
- El cartel de la tercera puerta dice: "Abandona todo sentido del Yo". En lugar de detenerte en preocupaciones egoístas centrándote en todo lo bueno que pueden procurarte tus actos -como lograr fama y fortuna-, te centras en ser y en hacer con pasión: en experiencia y vida desligada del Yo. Ahora, de la manera menos pensada, te hallas frente a la cuarta y última puerta.
- "Despójate de toda idea de futuro". Cuando tu mente deje de divagar por el futuro, totalmente comprometido, liberado del Yo y sin expectativas, serás libre.
Nos han condicionado a creer que los seres humanos se encuentran imposibilitados de cambiar sustancialmente. Es el conocido: "Yo soy así".
Si bien a veces nos sentimos contentos, libres y seguros de nosotros mismos, no tenemos control sobre esos estados de ánimo y no podemos sostenerlos. A la larga nos sentimos frustrados al comprobar nuestra impotencia y nuestra incapacidad para manejar nuestra vida.
Si no trabajamos con esta frustración, podremos terminar en un camino sin salida, confiando nuestra sed de libertad interior a un diario íntimo, o encerrándola en algún rincón privado de nuestra mente.
Hay otra manera. Cuando logramos prestar atención a nuestras emociones negativas sin la compulsión de actuarlas, la conciencia se expande y descubrimos que somos libres de elegir la cualidad de nuestras actitudes y respuestas.
Los textos clásicos del budismo se refieren a este viaje como el Camino de los Héroes. El sobreponerse a las pautas personales y culturales requiere coraje heroico y resolución. Como reza un antiguo dicho tibetano: "deberá crecer un hueso en nuestro corazón".
Fragmento del libro "Vivir sin arrepentimiento" de Arnaud Maitland
Fragmento del libro "Vivir sin arrepentimiento" de Arnaud Maitland
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