Había una vez una chica bella y exploradora llamada Mara que entra en un bosque y no sabe que camino tomar. Decide ir por un camino lleno de arboles a los lados y mucho barro en el suelo.
Mientras ella caminaba atravesando la oscuridad y prestando atención a su voz interior Mara se encuentra con una calavera llena de luz, pero ella no tiene miedo en cogerla.
La luz de la calavera lo ve todo. Es una luz eterna colocada directamente delante de una mujer como una presencia que la precede y regresa para comunicarle lo que descubre mas adelante. La calavera es una representación de la intuición de su propia exploración.
Mara era una chica salvaje, es aquella que se atreve, la que crea y destruye. Es el alma primitiva e inventora que hace posibles todas las artes y actos creativos. Hace, moldea, infunde vida y está ahí para recibir el alma cuando el aliento se acaba.
La calavera con luz se convierte en su amuleto y la ayuda a utilizar la agudeza visual (los ardientes ojos) para identificar las sombras negativas de la propia psique y los aspectos negativos de las personas del mundo exterior y para reaccionar ante ellos. Modificar las sombras negativas de la propia psique con la fuerza de su luz.
Mara sostiene la calavera en lo alto mientras avanza por el bosque mientras esta le indica el camino a tomar. La luz emana de los ojos, los oídos, la nariz y la boca de la calavera. Ahora Mara posee unos sentidos despiertos, puede oler, ver, oír, saborear las cosas y tiene su YO.
Por un instante Mara se asusta del poder que lleva con ella y está apunto de arrojar la calavera lejos de ella. Teniendo ese formidable poder no es de extrañar que el EGO piense que es mejor y mas fácil y mas seguro arrojar la calavera con la ardiente LUZ pues ella se ha vuelto demasiado fuerte.
Una voz sobrenatural que sale de la clavera le dice a Mara que se tranquilice y siga adelante.
La chica dice: ¿Para que me sirve saber todo lo que se? a veces esta luz ardiente no tiene compasión, piensa ella. Bajo su resplandor los ancianos son viejos, lo bello es lujuriante, el tonto es un necio, los que están bebidos son unos borrachos, los desleales son infieles, las cosas increíbles son milagros.
La luz de la calavera lo ve todo! entonces Mara se ve con la obligación de trabajar sobre esta luz.
En primer lugar, en la vigilancia y la comprensión de las fuerzas negativas y los desequilibrios tanto interiores como exteriores. En segundo lugar, para recuperar el equilibrio, para dejar que algo viva o que algo muera.
Mara empieza a descubrir que gracias a esta luz afloran a la conciencia los milagros de la belleza profunda del mundo y de los seres humanos. Con esta permanente luz podemos ver un buen corazón mas allá de una mala acción, podemos descubrir un dulce espíritu hundido por el odio y podemos comprender muchas cosas en lugar de quedarnos perplejos. La luz puede distinguir las capas de la personalidad, las intenciones y los motivos de los demás. Puede distinguir la conciencia y la inconsciencia del yo. Es la varita mágica de la sabiduría.
La calavera también muestra las traiciones, la cobardía, la envidia de los demás que se oculta como una fría capa de grasa detrás de una cordial sonrisa y las miradas que no son mas que unas máscaras que disimulan la antipatía, y para Mara la luz es tan brillante que muestra sus tesoros pero también sus flaquezas.
Mara se pregunta y ¿quiero esta calavera conmigo? La calavera le dice: No me arrojes lejos de ti. Consérvame a tu lado y ya verás. Una vez más se queda con ella.
En realidad la clavera no es tierna, su misión es ver las cosas con toda claridad y Mara decide llevarla con ella hasta encontrar su hogar.
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