viernes, 15 de julio de 2016

AMA EL SOL, AMA LA LUNA


 
El amor es libertad, es soltar, es confiar, es saber que “yo conmigo” y “tú contigo”, pero también hay un “nosotros con el mundo”, y ese nosotros necesita fuerza, necesita ser, necesita seguridad, necesita motivación, necesita de los dos. Y no hablo de detalles, ni de flores, ni de un perfume, hablo de comprensión, de empatía, de aceptación, de presencia y sanación.

El amor a veces llega en forma de atardecer y puedes sentir una conexión completa con tu presente, con tu vida y con tu ser. Otras veces llega en forma de sonrisas y te contagias, te dan ganas de reír a carcajadas y por unos largos minutos sientes que todo está bien. El amor llega también en forma de persona, y ésta es la parte más difícil, es un aprendizaje constantemente, sin receso y con todos tus miedos tratando de sabotearte.

Es que estoy aprendiendo a amar, me dijeron el otro día, estás aprendiendo a amarte. Y ahí está otra vez el truco, amarse. Si me amo, te amo, si me amo, sé lo que merezco, si me amo, sé poner límites sin culpas, sí me amo, acepto que un desencuentro no es más que el Universo diciendo: Uno siempre se puede equivocar, pero por favor no dejes de amar.

Ama a la vida, ama tu vida. Ama el sol, ama la luna, las montañas, las estrellas, ama el vaivén de destinos que creamos sin notarlo. Ama la sincronía de dos almas que sin pensarlo se encontraron.

Ama tus días, sólo por hoy, sólo ahora.

Podría hablarte de libertad, pero ésta no se expresa, se siente.

Podría hablarte de ligereza, pero algo tan liviano como el viento sólo se vive caminando.

Podría hablarte de gratitud, pero no puedo entrar en tu cabeza y obligarte a ver la vida como una serie de consecuencias necesarias para un aprendizaje y evolución.

Puedo hablarte de amor, pero este hermoso sentimiento se experimenta de la mano de la valentía, y no todos somos tan valientes.

El amor es un reflejo de tu parte inconclusa, de tus lados más oscuros, de las inseguridades y esas manías no tan agradables. El amor nos lleva al cielo tan fácil como nos regresa al suelo. El amor es libre y puro, pero cuando hay dudas, cuando hay miedos, es tormentoso. El amor es primavera, verano, otoño e invierno, a veces sólo por una temporada, otras veces para toda la vida.

Es confiar no en el otro, pero mucho más en ti. Es pedir respeto, es respetarte, es amarte incondicionalmente para saber elegir sabiamente una compañía que vaya a la par, no que llene expectativas, sino que camine contigo.

El amor a veces duele, también, y no por que se termine, duele cuando dudas de ti, duele cuando dices que sí sabiendo que quizás querías decir no. Duele cuando sientes miedo, cuando en un domingo de lluvia te cuestionas si realmente lo mereces. Obvio lo mereces.

Duelen las ganas de querer ser cada letra del amor y sentir sin compasión todos aquellos momentos que te rompieron.

Para mi forma de ver el amor,  nos hace libres, nos lleva alto, nos reconecta con lo más profundo de nosotros. El amor nos comprende, nos acompaña, nos complementa, más no nos completa; el amor nos da fuerza, autenticidad, risas; el amor nos vuelve niños, a veces un tanto caprichosos, otras curiosos, otras divertidos.

El amor también nos vuelve frágiles.

Digo  que el amor es confusión, uno entra en dilemas y a veces hasta te desconoces. Pero también si se sabe elegir, si te entregas al sentir, si aceptas la fragilidad de un alma que es libre de volar, entonces sucede la magia: Sonrisas, besos, caricias, compañía, caminar a la par sin juzgar, juegos de manos, de dedos, hacer el amor, amante, amigos, cómplices, verdaderos cómplices, de esos que van hacia el mismo lugar, de esos que saben cómo juntos volar.

Sube, baja, avanza, retrocede, entrega, juega, disfruta.

Somos energía pura y hermosa. Nunca dejes de AMAR

 

 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario