“De Profundis” (1905), Oscar Wilde
Más gay y estilizado que Oscar Wilde a principios del
siglo XX, nadie. En esta larga carta que dirigió desde la cárcel de Reading a
su amante Lord Alfred Douglas, se revela la parte más sincera no sólo de su
clara inteligencia, sino también de su compleja e intensa personalidad humana.
“De Profundis” marca el punto culminante de la vida y filosofía personal de su
autor y evidencia cómo todas las experiencias adquirían para él significado
artístico, emocional y pasional.
Wilde, que había luchado por huir tanto del dolor como de la degeneración del espíritu y la belleza, que había perseguido siempre el placer estético y logrado el máxima socialité, tuvo que vivir en los últimos años de su vida el escándalo, la vergüenza de un terrible proceso que lo envió a la cárcel y el desprecio y las burlas de sus múltiples enemigos o deplorables conocidos. Así, descubrió por vez primera el significado del dolor; un mundo hasta entonces desconocido para él.
Wilde, que había luchado por huir tanto del dolor como de la degeneración del espíritu y la belleza, que había perseguido siempre el placer estético y logrado el máxima socialité, tuvo que vivir en los últimos años de su vida el escándalo, la vergüenza de un terrible proceso que lo envió a la cárcel y el desprecio y las burlas de sus múltiples enemigos o deplorables conocidos. Así, descubrió por vez primera el significado del dolor; un mundo hasta entonces desconocido para él.
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