Así estés eufórica, ansiosa, contenta, triste. Baila. Pon tu cuerpo en
movimiento, siente la música. Baila vals, baila salsa, baila rock&roll, baila flamenco, baila danza del vientre, ballet, pop, lo que
quieras pero baila.
Acude a clases, vete a una discoteca, despeja tu sala o
simplemente sal a la calle.
Solo baila.
Escucha esos ritmos que te inspiran, siente la música
dentro de ti, mírate a un espejo, examínate en movimiento, si no te gusta lo
que ves mírate y sonríe, reconoce a esa mujer que se mueve, que no es solo esa
silueta estática que cada día se pone frente a su reflejo encogiendo el
estómago, acomodándose el pelo en la única manera que sabe le sienta bien.
Baila. Ten compasión de ti.
Mírate mujer, esa que se mueve eres tú, esos que se
mueven son tus huesos, tus músculos, tus fibras. Tus brazos y tus piernas, tus
caderas.
Sonríele a tu imagen y sonríete hacia adentro.
Baila al sol, bajo la
lluvia, baila al resguardo de un techo, en la playa, siente la brisa o el aire
estancado de la casa de la que llevas días sin salir.
Fluye, permite que esa
alegría te impregne, permite a esos tambores, a esos sonidos, a lo que sea que
oyes acoplarse al latido de tu corazón.
Siéntete viva, baila.
Y si lo que tienes hoy es tristeza, pues abrázate, o
llora. Abrázate o llora mientras bailas, pero sigue danzando. Baila descalza,
baila en tacón, baila de puntillas, baila con los talones, con los hombros,
sentada. Baila en el puesto o transpórtate. No dejes de bailar. Así el mundo se
vea hermoso, el sol queme, la luna deje de brillar, la fe desaparezca, las
personas se vayan, así solo sientas ganas de estar tirada en la cama. Tú baila.
Si te sientes contenta, si estás muy feliz también
baila, dosifica la alegría. Desplázala a través de tu cuerpo, no la dejes sólo
en tu pecho, llévala a las rodillas, a las uñas, a las puntas de los cabellos.
Amortigua lo bueno, amortigua lo malo, muévelo.
Baila. Y si no tienes música
cántate, cántate y baila. O escucha el ruido, cualquiera que sea y baila con
él. Al ritmo de las olas, al frío del atardecer, baila siguiendo el runrún del
tráfico que inunda las avenidas, baila al son del viento que mueve las hojas de
los árboles, que hace cerrar las puertas y abrir de par en par las ventanas,
baila si oyes ladridos de perro y baila igual si los decibelios de música se
sienten muy altos.
Baila como quieras, desnuda, vestida, con el estómago
lleno, recién duchada o con todas las greñas sin depilar. Baila, pon tu
cuerpo en movimiento y de vez en cuando mírate.
Gústate. Sonríete. Vívete.
Desplaza el centro de lo que sea que sientas, angustia, felicidad o paz a cada
uno de los rincones de tu cuerpo.
Siéntete parte de este mundo y si el vacío es muy
grande también baila, deslízate, llénalo. Baila conmigo si lo deseas, con tus amigos, con tu pareja, baila con tus hermanas de todas las
partes del mundo, con las amigas de otras vidas pasadas, baila con todas las
mujeres que en el universo bailan, ríen y lloran a la vez que tú.
Siente el ritmo, siente la euforia, la desesperanza, el
miedo, el amor por ti misma viva y en movimiento.
Siente el dolor más profundo
si quieres. Pero baila. Sigue bailando. No dejes nunca de bailar.
EL BAILE SE LLEVA & SE SIENTE EN EL ALMA.
NUNCA DEJES DE BAILAR DEBAJO DEL ARCOIRIS MI PIEDRA PRECIOSA, SIEMPRE CON ELEGANCIA COMO TU ERES ELEGANTE POR DENTRO Y POR FUERA.
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