viernes, 15 de julio de 2016

AMA LA CULTURA

En estos tiempos de profundas incertidumbres y que poco se puede creer en la religión y política, que está en entre dicho la credibilidad de las personas, y que en la ciencia sólo se puede creer parcialmente, hay algo que sí merece credibilidad,  la CULTURA: palabra muy noble que sirve como un buen analgésico en estos tiempos en los que cualquiera imponte –o intenta imponer- su palabra, y luego hay otro que le aplaude.
Por desgracia, cualquier  sistema político se perpetúa con la manipulación, la mentira y el adoctrinamiento; mientras haya manipuladores, habrá manipulados, mientras haya mentirosos habrá creyentes.
Y así el sistema seguirá perdurando: un círculo vicioso. 

Dicen que un pueblo culto es el enemigo de un político corrupto. 
La lección ya la sabemos, lo que no sabemos es aplicarla en la vida cotidiana. Nunca antes como en estos tiempos la gente se enorgullece de no leer un libro en su vida; de no haber pisado una biblioteca o de no tener un mínimo de criterio, normalmente esta gente será objeto del sistema –me refiero a un sistema político-, porque cuando la gente es vulnerable a las ideologías, más garantías tienen los verdugos de hacer acto de presencia.
Hubo tiempos en los que había hombres que aportaron las luces para el pueblo; ejemplo de ellos Diderot, Voltaire, d’Alembert, Rousseau, Montesquieu y un largo etc… Hombres que dieron lucidez a una nación; cuya palabra y pensamiento despertaron la conciencia de un pueblo. El legado de la Enciclopedia despertó una cultura revolucionaria que sirvió de contra poder. Los mencionados ilustrados inspiraron el pensamiento de políticos –razonablemente cultos- tanto en España como en Latinoamercia. 

El pensamiento ilustrado también acabó en la conciencia de Simón Bolívar, quien enarboló la lucha por la independencia de Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá,Perú y Venezuela, y liberó de la esclavitud a gran parte de los colonos en Latinoamérica.
 
En el caso de España: Francisco Giner de los Ríos (1839-1915), quien fuera el máximo ilustre de la ILE (Instrucción Libre de Enseñanza).
La ILE fue un proyecto pedagógico (1876-1936) ocurrido en España. Este movimiento educativo y social defendió la educación pública y libre, exenta de cualquier dogmatismo: religioso, moral y político. Fue un movimiento propulsado por intelectuales de la época y fue decisivo para que los poderes públicos emprendieran una serie de reformas, especialmente en el terreno educativo, jurídico y social.
Las famosas misiones pedagógicas eran una solidaridad cultural por maestros, educadores y artistas hacia las clases más desfavorecidas. Aquella etapa -aunque fuera breve desde el punto de vista histórico- fue de esplendor y de lucidez en la que el pueblo ayudaba al pueblo para combatir contra la incultura y el analfabetismo; entre otras cosas para no ser gobernado por los verdugos y las tiranías. 

Al llegar 1936, año en el que comienza la Guerra Civil Española  (1936-1939) todo iba siendo en vano. La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) supuso el exterminio en buena parte de todo el influjo cultural de la ILE y de las misiones pedagógicas; al llegar la dictadura franquista, iniciada en 1945, empezaron a fusilar a los maestros de la República, entre otras cosas porque la escuela de la República defendía una educación laica, libertad de expresión y libertad de cátedra. Los maestros de la república eran considerados progresistas, intelectuales y reivindicativos, que estimulaban la conciencia de los jóvenes para mejorar el país. 
Pero la dictadura de Primo de Rivera y el régimen franquista perseguía a estos maestros, apresados y conducidos por el camión para darles el famoso “paseíllo” y para fusilarlos. No interesaba gente lúcida y culta.
Hoy en día se necesita de la cultura: no para reprender contra el sistema, sino para garantizar que el mundo sea digno y habitable, y sobre todo que la condición humana no se vea pisoteada ni mancillada por las élites económicas y políticas.
Creo, a pie juntillas, que la cultura es una poderosa herramienta de supervivencia para el ser humano. Y tomo en consideración que el mundo le pertenece a quienes luchan cada día porque sea un poco más habitable, un poco más digno y más armónico.
Quiero pensar que existen personas así, que no estamos hablando de ninguna utopía.
 

 

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